Chihuahua.- La Comunidad Jesuita en México y la Parroquia de San Francisco Javier, en Cerocahui, realizaron por tercer año consecutivo actividades conmemorativas por el aniversario luctuoso de los sacerdotes Joaquín y Javier. Los actos dieron inicio a las 10:00 de la mañana de este jueves 19 de junio, en el sitio conocido como “Las Cruces”, donde fueron encontrados los cuerpos de las tres víctimas, en la comunidad de Pitorreal, municipio de Bocoyna, punto de partida de la Caravana por la Paz.
Decenas de vehículos y personas se congregaron en el lugar para rendir homenaje y respeto a la memoria de los sacerdotes, considerados benefactores de la Sierra Tarahumara, informó el padre Javier Ávila.
“Ahorita vamos a empezar la Caravana por la Paz, que siempre se hace con los vehículos desde Las Cruces hasta Cerocahui. Se detienen en San Rafael, luego en Bahuichivo, después en una ermita antes de llegar a Cerocahui. En cada punto, bailan los matachines, la comunidad realiza homenajes y continuamos el recorrido. Se llega como a las 5 o 6 de la tarde”, relató el sacerdote jesuita.
La conmemoración se ha convertido en una fiesta que clama por la paz, donde se colocaron banderas blancas, mensajes y globos en los vehículos, en su mayoría camionetas adaptadas a los terrenos boscosos. Durante los trayectos por San Rafael, Bahuichivo y el Paso de la Virgen, los matachines danzaron como acto de oración y saludo a los fallecidos.
Está programado el rezo del Santo Rosario a las 8:00 de la noche, seguido de la velación a las 9:30, que se extenderá durante toda la noche hasta la mañana del viernes 20 de junio, día central de la conmemoración.
Las actividades del viernes comenzarán con la celebración de la Sagrada Eucaristía y la inauguración del Museo de la Memoria a las 10:00 de la mañana. En señal de luto, las campanas de la Parroquia de San Francisco Javier repicarán a las 3:00 de la tarde.
“Hoy en la noche se vela, y mañana, a las 8:00 de la mañana, se celebra la misa. Después se bendice un oratorio conmemorativo para los padres Joaquín y Javier, así como para el padre Lara, quien ha estado en la región por muchos años. Finalmente, compartimos la comida y cada quien regresa a su casa”, concluyó el padre Javier Ávila.
