Ya es viernes, amigo lector, y usted sabe lo que eso significa, es momento de mirar más allá del discurso, de poner las cosas bajo la lupa, porque lo que ocurrió esta semana… ¡Está pero bueno!
Resulta que uno de los principales promotores de la transformación de cuarta, uno de los más cercanos al mentiroso de Andrés Manuel López Obrador, el coordinador de la bancada de Morena en el Senado y, para que me entienda mejor, el padrino político de Andrea Chávez… simplemente no se presentó a la pasada sesión del Senado. Lo curioso es que nadie de sus más allegados sabe con certeza dónde anda ni por qué se ausentó.
¿No es de los más presentes? ¿De los que más escándalo arman en la Cámara? Pues sí. Pero resulta que ahora lo acusan de encubrir a su exsecretario de Seguridad, Hernán Bermúdez, quien está siendo investigado por vínculos con el narcotráfico. Y aquí es donde empieza el enredo.
Mientras la presidenta Claudia Sheinbaum, fiel a su estilo en las mañaneras, no dio una respuesta firme ni a la altura de una jefa de Estado —limitándose a decir -“tiene que haber pruebas, no dichos”-, por otro lado, la dirigente nacional de Morena, Luisa María Alcalde, salió a declarar que “el senador no tiene nada que aclarar, quién debe hacerlo es la Fiscalía” y que además “el investigado es el exsecretario, no él”. En resumen, que no lo metan en el asunto… y si lo meten, que sea la Fiscalía… pero que mejor no, porque el investigado es otro. Confuso, ¿no?
Pues sí, se les atoró el pinole y no saben si seguir tapando los actos de corrupción que cada vez son más evidentes en la 4T o si finalmente pondrán algo de orden. Lo que es un hecho es que Adán Augusto no está nada a gusto, y ya veremos si en los próximos días se atreve a dar la cara o si sigue escondiéndose entre las sombras.
Nos leemos la próxima semana… para seguir analizando, como siempre, más allá del discurso. Mientras llega el próximo viernes puede seguirme en todas mis redes sociales como @soyisaacbenitez.