Aquí de nuevo desconocido lector, intentando aclarar algunas dudas que me toman por las noches, en las que pienso y repienso cosas entre el sueño y la vigilia, intentado conciliar el sueño profundo. ¿A quién no le gustaría ser más inteligente? O más rápido, o tener mejor vocabulario, ¿A quién no, más sanano, con un cuerpo atlético? Claro desconocido lector, a mí, el que escribe estas desordenadas ideas, mejor expresado transcribe, las saco del enorme espacio de mi mente, donde van y vienen, aves extraviadas en la noche llena de gatos, las pongo aquí donde usted lee, con la intención de que sepa de mí sin conocerme, sin escucharme, sin creer una sola de las palabras que aquí coloco, como piedras de un muro que posiblemente nadie pueda escalar. Imágenes coloridas, sonoras como un grillo, agua que corre por una banqueta cualquier tarde de primavera. Se da cuenta desconocido lector, usted ya esta construyendo el muro, ese que yo no podre subir o no va a dividir los espacios en una casa, sus pensamientos de los míos, mientras una tarde de primavera llueve justamente donde usted recuerda que llueve. Aquí vamos de nuevo a este juego de seguirme el paso. Para tener mejor condición física hay que ejercitar el cuerpo, trabajar los músculos, tomar alimentos que coadyuben a los fines de salud y estéticos sugeridos por la exigente sociedad, ser un modelo de revista. Mucho esfuerzo, al menos para mí, un regordete hombre que ningún día de su vida ha hecho ejercicio alguno. No se para usted desconocido lector, en una poco común comparación de ejercitar la mente leyendo implique el mismo esfuerzo, tal vez sí, piense usted, hay que dedicar tiempo, igual que ir al gimnasio, ya sea en casa o en algún local de esos de moda, ya sea con asesoría profesional o apoyado con videos o los ejercicios que un amable vecino, claro de comprobable experiencia, le sugiera. Entonces tiempo para leer, con ayuda profesional o igual, un buen vecino que le sugiere que leer, pagar por el libro como pagaría por ir al gimnasio o gratis si es miembro de una biblioteca pública, o de un gimnasio público, igual si usted me ayuda lector, podremos completar esta alegoría del ejercicio intelectual y el ejercicio corporal, lo pensé también como usted, “mente sana en cuerpo sano” igual prefiero la comodidad de un sillón, con buena luz y paz, que el escandaloso ruido de un lugar donde la gente se ejercita. Es solo un gusto como ir a pasear al parque o tomar una “patineta” y rodar no junto a la guarnición de la banqueta si no sobre ella, como cuando niño, o saltar la cuerda, subir a un árbol, sentarse en una piedra a mirar terminar la tarde sobre un cerro a las orillas de la ciudad, es eso un gusto y nada más. Vea usted desconocido lector ya estamos ganando algo en esta lectura que usted hace junto conmigo: imaginación, desarrollamos una capacidad así de soslayo, sin darnos cuenta, y esta va creciendo mientras más leemos, más capaces somos de ordenar otros mundos, otras formas, otros seres imaginarios, en nuestro, ya dijimos enorme espacio en la mente. Mire de nuevo sé que esta mirando, construyendo junto a la taza de café, de té, o de alguna otra infusión que usted acostumbre, perdón un vaso de leche fría o con leche (ya sabe usted de esa discusión), tal vez mirando el vano de la ventana, disfrutando del bello antepecho cubierto de madera de encino, y el dintel de un liso perfecto, o simplemente mire la mufa vieja en la barda vetusta de la casa, hasta aquí tengo la esperanza lector desconocido, que se preguntara sobre algunas palabras que quizá no conozca, que las recuerde por mucho tiempo y claro busque definirlas y así su vocabulario crezca, y usted tan simple como yo escribo ahora tenga una nueva forma de ver la ventana de su casa nueva o vieja, nunca sea defenestrado y cruce umbrales en sus próximas lecturas y al final compartamos, este andar leyendo como andar en patineta o bicicleta, avión, globo, caballo; que haga ejercicio mental o cargue pesas por la tarde, en un ruidoso gimnasio y su cuerpo perfecto y sano tenga también una mente perfecta y sana.