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Delicias
domingo, octubre 12, 2025

Otro conocido no lector  

Debes leer

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Voy otra vez desconocido lector, un conocido no lector, al fin después de mucho esfuerzo, según me cuenta termino los “Cien años de soledad” de García Márquez, le celebro el hecho, le hago las ensayadas preguntas, se queda pensativo, por unos segundos, después me dice que no lo recuerda, yo sumamente presumido le recito el principio, me lleno de gloria y prestigio (claro, solo yo se eso) mi conocido no lector, me ve de la misma forma que se mira a un mecánico después de el diagnóstico terrible a un motor que hecha humo y algunas veces no enciende, no parece sorprendido, mi hazaña pasa como un semáforo en verde, yo inclino la cabeza a la derecha y luego a la izquierda, en un inútil intento de relajar los músculos del cuello. Me dice, muy ufano, ¿Ahora qué leo?, ¡Caramba! La pregunta incomoda, me reservo el no sé, y le digo entonces, vuelve a leer el mismo, un para de veces, ligeramente molesto, ¿El mismo? Otra vez, no. Oye la verdadera lectura es la relectura, me tilda de exagerado, le comento, es como las buenas películas, las puedes ver varias veces, y cada una es diferente, igual los libros, hay que volver a ellos de inmediato al terminar, tomar la lectura ya con algunas claves cargadas en la memoria, vocabulario, referencia, y sobre todo intención de encontrar cosas nuevas, no vistas en la primera vez. Mi conocido lector en ciernes, se niega rotundamente, dice en un tono mandón, no, buscare otro libro, de otro autor a este ya lo conozco. Me voy de espaldas, es como ir a comer con alguien y después de tres o cuatro horas decir que ya se le conoce, ¡Wow!, seguro existen personas así, a mí me resulta tan difícil, algunas veces no recuerdo el color de su pelo, o si usa lentes; necesito un par de encuentros, tomar un respiro y intentar conocer un poco más de esa persona, hablar con ella, intercambiar ideas, anécdotas, el pasado y los deseos del futuro, y decir bueno lo conozco un poco, apenas. Así con los libros, una vez, nunca es suficiente, dos o tres, las necesarias para conocer bien la obra, disfrutar de los momentos importantes, ser en el libro, vivirlo. Carlos Fuentes platicaba que el cada “Semana Santa” (sin falta) leía el “Quijote”, desde que era joven, cual era la intención, por supuesto griega, no somos los mismos, cambiamos, maduramos, tenemos más conocimiento, experiencia, todo lo que usted desconocido lector le quiera sumar, aunque la obra es la misma, como ya dijimos nosotros no, entonces la lectura es otra, diferente cada año que Carlos, se encontraba con El Quijote, gran ejercicio, de memoria, experiencia y sobre todo de gozo estético. Terminemos, mi conocido lector recién interesado, parecía que pronto iba a perder el interés, pensé (ya dijimos en otras ocasiones que algunas veces pienso, en este caso repienso) ¿Cómo lo motivo para no perder la intención? Bueno, le diré en un mensaje de texto, que le de otra pasada, superficial claro, al libro de Márquez, en lo que pensamos juntos que libro puede leer, que lea “El amor en los tiempos del cólera”, para seguir el estilo del escritor, que con gusto yo también lo hare para recordar algunas cosas y poderlo comentar de manera más fresca, volverme su cómplice de relectura, de una segunda para él y una cuarta o quinta para mí, no comentare las veces que lo he leído, mejor. Espero en este complicidad podamos mi conocido aprendiz de lector, logremos consolidar un lector interesado y que pronto pueda entrar de lleno a otras lecturas y fascinarse por otros mundos, otras ideas y las logre volver propias, intimas. 

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