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Delicias
domingo, octubre 12, 2025

Balance (casi) imposible.

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Mientras descansaba un poco y veía TikToks esta semana me encontré con un video que llamó mi atención como tema para mi opinión semanal de Once Upon a Time. Lo pueden encontrar en un canal llamado “El lado B de la maternidad” y el clip inicia con una de las conductoras del podcast leyendo lo siguiente:

“Ser una working mom (mamá que trabaja) no es fácil. No es solo despertarte temprano, conectarte a juntas, ser productiva, llegar a casa, hacer la cena, jugar con tus hijos, bañarlos, acostarlos y repetir. Es manejar con el corazón apretado porque vas tarde a la escuela y al trabajo, porque tu hijo decidió hacer pipí justo antes de salir de la casa, cuando llevabas el tiempo contado. Ya vas en el coche, a las prisas y con la mente en mil cosas: pendientes del trabajo, la lista del super, pagos que hay que hacer, cita con el pediatra, la tintorería, las clases extra curriculares. Es llegar al trabajo y sonreír; ser profesional, resolver problemas, liderear proyectos, dar ideas; básicamente ser eficiente. Todo mientras recibes fotos de tus hijos, mensajes de la escuela o llamadas de algún imprevisto que sólo tú puedes resolver. Es salir corriendo antes de que termine la junta porque tienes que llegar a recoger a tus hijos, pasar al super y recoger la comida. Es llegar a casa cansada y, aun así, tener que estar presente; jugar, ayudar con las tareas, escuchar historias, calmar berrinches, preparar cenas, bañar y dejar lista la ropa para la mañana siguiente. Es preguntarte si hoy hiciste bien tu trabajo, si estuviste presente para tus hijos, si diste suficiente tiempo a tu pareja, si fuiste buena mamá y si diste el ancho en el trabajo. Y, a pesar de todo, al día siguiente habrá que levantarse y volver a empezar”.

Me voló la cabeza. Las conductoras lloraron y yo (y muchísimas madres más) junto con ellas. De inmediato compartí el video con una querida amiga que está pasando por la encrucijada de decidir dejar de trabajar para poder pasar más tiempo al lado de su hijo; bendecida, suertuda, afortunada mi amiga que la vida le presenta esa posibilidad, podemos muchos pensar, sin embargo, como mujer profesionista no es nada fácil.

¿Cuántas mamás nos sentimos identificadas con ese relato? Frecuentemente me preguntan que cómo le hago para hacer tantas cosas, de andar en tantos lados y de “cumplir” con mis hijos en mi rol de madre. Lo principal para mi ha sido el priorizar, poner en orden los aspectos más importantes en mi vida y cada que puedo los comparto: mis hijos, mi trabajo, mi familia, mis amigos y amigas, Dios, mi grupo ALANON, el servir a los demás, mi casa. El orden de estos aspectos va cambiando, pero me costó mucho llegar a priorizar a qué es lo que le quiero dar mi tiempo y energía. Y no, aun no entra el aspecto de la pareja, por aquellos que anhelan verme acompañada, pero sé que cuando me decida a darle ese espacio en mis prioridades entrará también a la lista. 

Soy bendecida al tener a mi alrededor un círculo de apoyo que me ayuda a controlar un poco mi locura y los malabares con el reloj y las finanzas. Para apoyarme en las cuestiones de mis hijos están mis padres, su abuela paterna, su padre, mi cuñada y mi hermano, mis tías y primas; para las cuestiones laborales sé que no existe el equipo de trabajo perfecto, pero utilizando buenas herramientas de comunicación y liderazgo he logrado rodearme de excelentes compañeros con quienes comparto la pasión por hacer bien las cosas, así como el amor hacia nuestro querido CECATI. Una de las características de mi personalidad extrovertida es que siempre he sido muy sociable, pero también he sabido cultivar amistades fuertes a lo largo de los años; esas “curitas al corazón” que siempre están al alcance de un mensaje, una llamada, una visita, unas cervecitas, un café y que son parte de mi muro de contención. Trabajar en el crecimiento de mi lado espiritual ha sido una prioridad desde que recuerdo; claro que ha habido ocasiones en que me alejé, me fui como la oveja perdida, pero sé que si algo quiero tener en mi vida es PAZ y TRANQUILIDAD así en mayúsculas, y eso solo lo consigo estando bien con Dios, conmigo misma y con los demás, por ello agradezco a mis padres la formación católica que nos han dado y a la vida el haberme llevado a los Grupos de Familia ALANON y ser parte de esa maravillosa hermandad.

En mi opinión no es fácil alcanzar un balance y admiro a las mujeres que lo intentan, pero es un proceso muy desgastante. Solo es vivir un día a la vez y disfrutarlo con todo lo que venga, porque el tiempo vuela como bien dicen y nuestros hijos van creciendo en un abrir y cerrar de ojos. Y tú, ¿crees que es posible un balance?

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