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jueves, octubre 16, 2025

Cansancio crónico

Debes leer

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Según la IA de Google el perfeccionismo es la tendencia a fijar estándares elevados y metas inalcanzables, acompañada de una crítica excesiva hacia el propio trabajo y una creencia de que la no perfección equivale a fracaso. Si bien puede impulsar logros, el perfeccionismo desadaptativo genera estrés, ansiedad, baja autoestima y miedo al fracaso, afectando negativamente la salud física y mental.

Si tú al igual que yo, querido lector, te sientes identificado con esa definición déjame invitarte un café o una cerveza y sentémonos a platicar. Desde que era una niña siempre me ha gustado ser participativa, involucrarme en actividades socioculturales y de servicio de mi comunidad; hace algunos años durante terapia psicológica, descubrí que mi personalidad es histriónica y me gusta (y disfruto) estar bajo los reflectores. Cuando tuve la oportunidad de realizar un extenso examen de conciencia de mí misma, entendí que uno de mis defectos de carácter es el ser perfeccionista, lo cual pudiera parecer positivo, pero como decía un comercial de los años 90s “todo con medida, nada con exceso”.

Hace algunos días se acumuló la carga laboral (muy frecuente en meses recientes en el sector donde trabajo), las actividades me sobrepasaron, andaba muy irritable, dormía poco, y recordé que aun tenía un regalo de cumpleaños que dos queridos amigos me dieron y aún canjeaba: una sesión de masaje en un spa, que incluía treinta minutos de terapia desintoxicante con iones. Desde joven he frecuentado los masajes anti estrés y procuro hacerlo mínimo cada 6 u 8 semanas y se reconocer los puntos en mi cuerpo donde la carga se acumula. Sin embargo, era la primera vez que tenía un detox con iones y me sorprendió ver como el color y pureza del agua donde estaban mis pies sumergidos iba cambiando al pasar los minutos. Al finalizar el proceso, una de las chicas se acercó a interpretarme los colores que en el agua se habían formado y su respuesta no me sorprendió: “refleja un cansancio o fatiga crónica”. Sonreí y asentí.

Justo ese día tuve una reunión en la cual se abordó el hecho de cómo después de la pandemia nos hemos vuelto más acelerados y pareciera que nuestros trabajos nos absorber 24/7, pues algunos de nosotros hemos llegado a olvidar que hay horarios laborales. Llevo esto de la mano con el perfeccionismo ya que durante esta semana yo misma me he permitido desacelerar el ritmo de actividades que he estado trayendo, y bajando el nivel de autoexigencia sin demeritar la calidad y pasión con la que hago las cosas.

No me permitiría llegar al punto de dejar de hacer las cosas para no estresarme, ni hacer únicamente lo suficiente sin esforzarme porque esa no soy yo, no es mi personalidad. Simplemente he aceptado que está bien no ser la madre perfecta todo el tiempo y que aún así, mis hijos me siguen diciendo que soy la mejor mamá del mundo; he reconocido que se vale no ser la mejor directora del estado y destacar siempre, ya que es demasiado el peso que esto conlleva, pero sí seguiré trabajando con todo el amor y entrega que me caracteriza. Me tardé mucho en darme cuenta que para mis padres soy la mejor hija y que, aunque muchas veces no estén de acuerdo en decisiones que he tomado a lo largo de mi vida, respetan mi libertad y siempre van a estar a mi lado siendo el mayor de mis soportes. Se que algunos de ustedes están pensando en consejos para mi como: hacer ejercicio, dejar de ser tan sociable, descansar más, vitaminarme; créanme que esas soluciones ya han pasado también por mi mente. Y tal vez me escudo o pongo de pretexto la falta de tiempo y poner a mis hijos y el trabajo como prioridad, así que solo por hoy cuando termine de redactar esta columna me tomaré un par de horas para salir a liberar cortisol mientras camino con mis hijos por el parque. Y tú.

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