Ya es viernes, amigo lector, y como cada semana es un gusto poder analizar el actuar de la política mexicana. Aquí aplaudimos los logros, pero también señalamos con firmeza aquello que no se hace bien.
Y para iniciar con plato fuerte, le cuento que el senador Gerardo Fernández Noroña comenzó su gira por Medio Oriente. En los primeros días se reunió con Amna Alí Al Adidi, representante del Consejo Nacional Federal de los Emiratos Árabes Unidos, supuestamente con el objetivo de reconocer y apoyar el trabajo de las mujeres. Posteriormente tiene programada una visita a Palestina, nación con la que ha mostrado públicamente su respaldo en medio del prolongado conflicto bélico que vive.
La noticia, como era de esperarse, rápidamente se viralizó en redes sociales y medios nacionales, generando una ola de reacciones acompañadas en su mayoría de los famosos “me divierte” y “me enoja”. Y es que claro, usted dirá: “es normal que los políticos tengan reuniones internacionales”. Y sí, lo es. Pero el asunto aquí no es el qué, sino el quién.
Estamos hablando de uno de los amigos de Nicolás Maduro, un senador que defiende abiertamente el socialismo en México, que se molesta con la prensa cuando le cuestiona, y que no ha querido explicar cómo adquirió una casa valuada en 12 millones de pesos, pese a que durante años presumió vivir con austeridad. El mismo que criticaba a los gobiernos anteriores por usar medios de transporte privados, pero ahora viaja en clase de lujo y comienza a disfrutar de vuelos en avión privado.
Un discurso que no se refleja en su actuar, una figura política incoherente y poco eficiente para el cargo que ostenta. Y justamente, son estos perfiles los que los ciudadanos ya no queremos que nos representen. Defiende a otras naciones y demuestra su apoyo, en plena crisis que estamos viviendo en Veracruz e Hidalgo tras las inundaciones, y no han sido para poner un pie en las localidades más afectadas, ah pero en los medios ellos “son del pueblo y para el pueblo”.
Por otro lado, el Partido Acción Nacional (PAN) también dio de qué hablar esta semana, y no precisamente por una sola razón, sino por todo el relanzamiento del partido.
El dirigente nacional, Jorge Romero, lleno de entusiasmo y seguridad, anunció que el PAN irá sin alianzas, que se enfocarán únicamente en fortalecer al partido. Dijo que se acabaron las trabas para la afiliación y las candidaturas, que buscarán perfiles ciudadanos y que todo aquel que quiera participar será bienvenido: “¡Pásele usted!”, en pocas palabras. Que desde aqui me huele a una estrategia naranja. Además, lanzaron una aplicación para facilitar los registros, ofreciendo incluso rifas de iPhone 17 Pro para los jóvenes afiliados. Y como si fuera poco, presentaron un nuevo logotipo, más fresco y moderno.
Sin embargo, hay mucho que decir al respecto de mi parte. Vaya momento el que eligió Romero para declarar que el PAN va solo, cuando todos sabemos que el partido, hoy por hoy, no atraviesa su mejor momento. Si estuvieran tan fuertes, no tendrían que recurrir a rifas para atraer militantes, si tuvieran los mejores candidatos ni para qué molestarse en recibir a quien sea, una apertura total, por que eso mismo expresó el “No importa si es militante o no, buscaremos candidatos ciudadanos”.
Si el PAN realmente quiere ser un frente opositor sólido ante la izquierda socialista de Morena, necesita aliados. Es un hecho. Lo vimos en la elección pasada, donde el apoyo del PRI fue determinante, porque sin esa alianza no hubieran ganado ni el PAN ni el PRI. Y aunque se habla de una posible alianza con Movimiento Ciudadano rumbo a 2027, nada está definido.
El discurso de las candidaturas ciudadanas suena atractivo, pero habrá que ver si en la práctica se cumple. Por ahora, ya se observan en la región algunos perfiles promoviendo su imagen, y la mayoría no son ciudadanos nuevos, sino los mismos de siempre. Como dijo la gobernadora: “todavía faltan dos años” ya veremos que nos espera de aqui a entonces.
Tendremos que seguir trabajando con convicción y valores. Porque al final, eso es lo mejor que un partido puede ofrecer a la gente. Y si realmente el propósito es ser un frente opositor, las alianzas no solo serán necesarias: serán vitales.
México no puede darse el lujo de caer en la “venezualización” del país. Hay que dejar los egos a un lado y pensar en el presente y futuro de nuestra nación.
Por mi parte, este fue el análisis de la semana, mirando Bajo La Lupa, más allá del discurso.
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