Este Día de Muertos, México no encendió velas solo por sus muertos… también por su conciencia.
La noticia del asesinato del alcalde de Uruapan, Michoacán, Carlos Manso, sacudió el alma de un país que ya no encuentra consuelo. Fue una muerte que dolió distinto, una de esas que no solo se lamentan, sino que se sienten en el pecho, como si el eco de su voz nos recordara todo lo que hemos perdido.
Desde su primer día, Manso rompió los moldes del poder. No fue un político de escritorio, fue un hombre de calle, de palabra firme, de mirada frontal ante la delincuencia.
“No creo en los abrazos, no balazos”, dijo una vez. “Yo le entro al topón si es necesario”.
Era consciente del riesgo. Lo sabía. Lo dijo. Y, aún así, siguió.
Pidió apoyo. Le pidió auxilio al gobierno de Claudia Sheinbaum. No sabemos si fue suficiente, o si siquiera fue escuchado.
Lo que sí sabemos es que su muerte fue anunciada por él mismo, y esa premonición estremece.
La imagen de su hijo abrazando su cuerpo se volvió un retrato del país entero: un México de rodillas, con el alma hecha pedazos, sin entender por qué la justicia llega tarde… o no llega.
Esa escena no fue solo dolor: fue un espejo. Porque ese abrazo encierra lo que somos un pueblo que resiste, que llora, que teme, pero que todavía siente.
México hoy sufre en silencio.
Sufre porque la violencia se volvió rutina.
Sufre porque la impunidad gobierna más que los propios gobernantes.
Sufre porque quienes deberían cuidar la vida parecen más preocupados por cuidar su imagen.
No hay discurso que alcance cuando el país se desangra y la esperanza se va apagando.
Hoy, México calla, pero el silencio también grita.
Y grita por todos los Carlos Manso que se atrevieron a no tener miedo, y que por eso ya no están.
Porque la muerte, una vez más, fue puntual…
Pero la justicia, como siempre, no llegó.
Hoy la culpa es de todos por quedarnos callados y ser indeferentes a la violencia que ya normalizamos ala falta de carácter al permitir que poco a poco se nos volmamos mas vacíos más secos, ya basta MEXICO me dueles.
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