Soy Luly González. Tengo casi veinte años en el servicio público y, durante este tiempo, he aprendido que las decisiones de gobierno se reflejan en la vida diaria de todas las personas. La manera en que funciona una ciudad, cómo se atienden los servicios o la capacidad de respuesta ante una necesidad, forman parte de un trabajo que impacta directamente a las familias. Haber participado en distintos niveles de gobierno me ha permitido ver esa responsabilidad desde diferentes ángulos y entender que lo público se construye todos los días.
En este camino he tenido la oportunidad de prepararme en diversas áreas que me han dado herramientas para comprender mejor la realidad, pero siempre he creído que la formación académica solo es útil si se acompaña de sensibilidad y compromiso. Nada sustituye lo que se aprende al escuchar a la ciudadanía, caminar las calles y reconocer que detrás de cada decisión hay personas con historias y necesidades. Para mí, eso define lo que significa servir.
También soy hija, hermana, tía y defensora de la protección animal. Mis perros adoptados me recuerdan diariamente el valor del cuidado, de la paciencia y de la empatía. Creo que la comunidad se fortalece no solo con grandes proyectos, sino también con pequeños gestos que hablan del tipo de sociedad que buscamos construir.
Con esta columna inicio un espacio para compartir lo que observo y aprendo desde mi trinchera: la de una mujer que trabaja, reflexiona y busca aportar desde donde está. No pretendo tener la última palabra; mi intención es abrir un diálogo que nos invite a pensar juntas y juntos sobre lo que vivimos como comunidad.
Hoy enfrentamos un entorno donde la información circula rápido, pero donde muchas veces escuchamos poco. Las redes sociales aceleran las opiniones y se pierde la oportunidad de entender al otro. Aun así, el diálogo sigue siendo nuestra herramienta más valiosa para convivir mejor y tomar decisiones que realmente ayuden a la ciudad. Escuchar, hablar con claridad y buscar puntos de encuentro no son tareas extraordinarias: son prácticas cotidianas que fortalecen la vida pública y la manera en que nos relacionamos.
Desde mi trinchera, creo firmemente que cuando el dialogo mejora, todo mejora.
Gracias por acompañarme en este primer encuentro.
Nos leemos muy pronto en la siguiente columna.
Soy Luly González
Servidora pública, ciudadana y mujer proactiva
