Desde el 21 de enero, un día después de la toma de posesión de Donald Trump, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) ha arrestado a más de 32 mil inmigrantes sin estatus legal en Estados Unidos, según el Departamento de Seguridad Nacional (DHS).
En los primeros 50 días del gobierno de Trump, ICE ha ejecutado operativos bajo tres programas principales: el Programa de Extranjeros Criminales, la iniciativa 287(g) y operativos generales.
De los detenidos, 14 mil son criminales convictos, 9 mil 800 enfrentan cargos pendientes, mil 155 son presuntos pandilleros y 44 son fugitivos extranjeros con órdenes de deportación.
Sin embargo, 8 mil 718 fueron arrestados únicamente por infracciones migratorias, sin antecedentes criminales.
El director interino del ICE, Todd Lyons, señaló que la agencia ha retomado su “misión principal” de arrestar a quienes violan las leyes migratorias y eliminó la práctica de “capturar y liberar”. Además, afirmó que se busca fortalecer la rendición de cuentas dentro de la institución.
A pesar del incremento en los arrestos, ICE ha liberado a algunos detenidos por razones humanitarias, aunque sin proporcionar cifras exactas sobre deportaciones. Los centros de detención operan al máximo de su capacidad, con aproximadamente 47 mil camas ocupadas.
Para enfrentar la crisis, ICE está ampliando su capacidad mediante acuerdos con el Servicio de Alguaciles de Estados Unidos y la Oficina Federal de Prisiones.
Asimismo, la agencia presiona al Congreso para obtener más fondos y recursos que permitan continuar con las detenciones y deportaciones.
Mientras tanto, organizaciones de derechos humanos han expresado preocupación por la detención de inmigrantes sin antecedentes criminales y por las condiciones en los centros de detención.
