Cada vez son más visibles en diferentes partes de Chihuahua las personas en situación de calle, migrantes, niños pidiendo dinero y adultos mayores olvidados. Una combinación de factores como la crisis migratoria, la falta de empleo a causa de la crisis hídrica, el avance de las adicciones y la carencia educativa han desbordado nuestras calles y cruceros. Lo que antes era ocasional, hoy es una constante preocupante.
Esta situación no sólo habla de desigualdad, también pone en duda nuestra capacidad como sociedad para responder ante una emergencia social que crece día a día. Si no actuamos ahora, las consecuencias serán más profundas, afectando la seguridad, el tejido social y la dignidad humana.
Se requiere una estrategia integral entre los tres niveles de gobierno. Es urgente generar oportunidades reales de empleo, atender la salud mental y las adicciones, reforzar la educación y proteger a la niñez y a los adultos mayores.
En el caso de Delicias, la autoridad ha trabajado en fortalecer el tejido social, coordinándose con organizaciones de la sociedad civil, iglesias y voluntariados. Sin embargo, es vital que otras instancias de gobierno se sumen con mayor fuerza para ampliar el alcance de las acciones.
Porque esto no es sólo un tema de seguridad: es un tema de dignidad. No se trata de esconder el problema, sino de enfrentarlo con humanidad, estrategia y voluntad. El estado de Chihuahua y sus municipios, entre ellos Delicias no puede cerrar los ojos ante esta realidad.
