La reaparición pública de César Duarte junto a su equipo de abogados para arremeter contra el gobierno federal de Claudia Sheinbaum, manda varios mensajes interesantes a la sociedad.
Algunos de ellos, de total desprecio y repugnancia por lo que se le acusó desde el mandato del indeseable de Javier Corral Jurado que cabe mencionar, sigue en litigio y aunque en libertad no se ha podido comprobar el total de las acusaciones que el hoy morenista hizo contra el ex priista.
Salir a defenderse del más reciente señalamiento de la 4T desde la mañanera , sobre la retención de agua en la Presa de su rancho El Saucito, que recordemos fue destruida por Conagua y retransmitida en videos por la propia Presidenta, solo demuestra que Duarte sigue teniendo un capital político fuerte y un peso -a favor o en contra-, pero de mucho nivel entre la sociedad no solo de Chihuahua.
Duarte aseguró que dará la batalla legal hasta llegar a las últimas consecuencias de este acto que calificó como un abuso de autoridad. Imagínese, solo planteó una teoría, que Duarte compruebe ante las instancias necesarias que, fue ilegal y con excesos lo acontecido en su rancho, ¿En dónde quedaría el discurso de la autoridad y qué credibilidad tendría?
¿Nada ni nadie por encima de la Ley?
Al ex gobernador se le puede apreciar un poco más delgado, demacrado quizá, con barba y pelo cano, pero si algo mantiene es la lucidez y concordancia de lo que dice, con total y pleno conocimiento, una congruencia intacta e inequívoca de su discurso. La narrativa sigue siendo la misma: es la víctima de Corral y ahora del gobierno Federal.
Aunque muchos le niegan e injurian, hay otros que con reservas le mantienen su “respeto” de lo que fue en su momento un gobierno, el último de los priistas en Chihuahua que realizó obra pública e inversión en hospitales, universidades, carreteras y espacios que en el deporte y la cultura mantienen apertura para las familias. Manchado por la presunta corrupción pero con obras que están a la vista de todos, aún y en la actualidad.
“Robó pero hizo, no como el otro”, es quizá la frase con la que muchos recuerdan el sexenio de Duarte Jáquez. Dejando incluso de lado que le tocó la peor crisis de inseguridad en la historia reciente, lo que orilló a reformar el sistema penal de justicia, con lo que Chihuahua fue pionero nacional en la implementación de juicios orales y pena máxima en secuestro, extorsión y homicidios.
Duarte tuvo ayer la osadía de responder la pregunta que mucha gente se ha planteado, sobre un posible regreso a la política en el futuro próximo y se atrevió a decir -calculador- y a su mero estilo que, no descarta su participación pero, que no es la prioridad en este momento, que lo primero es aclarar lo sucedido en El Saucito y seguir el proceso que obra en su contra, que mantiene abierto el juicio con rastreador satelital adherido de manera permanente.
Por el PRI que lo expulsó, en alianza con el PAN-MC, la creación de un nuevo partido o movimiento, con un Morena que recibe a los peores y le perdona sus pecados. ¿En dónde observa usted en este momento el futuro político de César Duarte?
¿Qué harían entonces los ex priistas que se fueron a Morena que, incluso hoy mantienen espacios públicos y activos en el gobierno? Tienen pues una posición complicada, nombres hay muchos, usted los conoce.
¿Lealtad a su padrino o agradecimiento a sus rescatistas?
Los que le negaron como Judas al Maestro, ¿Regresarán con el beso y las monedas en ofrenda, listas para el perdón?
Si algo tiene Duarte es que estudia muy bien las cosas, es un hombre muy preparado e inteligente que sabe el momento preciso en que aparecer y qué decir; lo de este miércoles en rueda de prensa fue exageradamente calculado y preciso con sus palabras. Es una medición de fuerzas, no solo legales, sino incluso de conocimiento y power en el ambiente que hoy ya electoralmente, mantiene a Chihuahua más caliente que el clima de verano.
Para usted: Duarte, ¿Es culpable o inocente? ¿Votaría por Duarte en el futuro?
Gracias por todo.
La información es poder y usted ya está bien informado. Aquí usted, amigo lector, tiene la última palabra.
