La carretera federal Delicias–Chihuahua, a la altura de la colonia Terrazas, se ha convertido en un campo de batalla… pero no contra el crimen ni contra la pobreza: contra los baches. ¿Quién no ha tenido que esquivarlos como en videojuego? ¿Quién no ha terminado con una llanta ponchada o, peor aún, en un accidente? Lo que debería ser una vía segura y funcional, es hoy un riesgo latente para miles de automovilistas.
Y ahora que, afortunadamente, por fin nos está lloviendo, esa bendita agua también está dejando al descubierto lo que tanto se ha querido ocultar o ignorar: los baches que se multiplican, se agrandan, y se vuelven aún más peligrosos cuando la carretera se inunda. Eso sí, qué bueno que llueva…
Y sí, reconocemos que de vez en cuando le echan una “mejoralita” con un poco de bacheo. Pero seamos honestos: eso no es solución. Esa carretera necesita cirugía mayor, no curitas, porque cuando una vialidad se convierte en sinónimo de peligro, la inacción es complicidad.
La gran pregunta sigue en el aire: ¿por qué la autoridad correspondiente no actúa con seriedad? Si lo que buscan es reconocimiento, aquí hay una oportunidad de oro. Porque el día que alguien de verdad resuelva este problema, no hará falta propaganda: la gente sola lo va a aplaudir. Pero mientras tanto, el clamor ciudadano crece con cada golpe al amortiguador, con cada falla en su vehículo.
Ojalá quienes andan muy puestos con la recolección de basura —“atendiendo esa problemática”— se dieran una vuelta por esta carretera. No estaría mal que aplicaran el mismo entusiasmo en este tramo federal. Total, si son del mismo partido, que empiecen por hablarse entre ellos.
Así que si ya le están entrando al quite en otros temas, aquí tiene uno que clama atención a gritos. Que no digan que no se les dijo, que no se les insistió, porque los baches no esperan… y los accidentes, tampoco.
