Así es, ya es viernes, amigo lector, y como de costumbre nos toca mirar Bajo la lupa. Hoy quiero hablarle de un tema que siempre despierta debate; la juventud en la política.
Con frecuencia se nos etiqueta como inexpertos, soñadores o incluso como una generación distraída. Sin embargo, la realidad es muy distinta, los jóvenes estamos más conscientes que nunca de los problemas que aquejan a nuestra sociedad y, sobre todo, de la urgencia de encontrar soluciones diferentes a las que han fracasado una y otra vez.
El verdadero reto no es la falta de interés de la juventud, sino la falta de apertura de los espacios políticos. Los partidos e instituciones suelen exigir experiencia, pero al mismo tiempo niegan la oportunidad de construirla; piden resultados, pero cierran la puerta cuando queremos participar. Esa contradicción mantiene a muchos talentos en la sombra y refuerza la falsa idea de que no estamos listos para decidir.
Lo cierto es que la juventud aporta lo que más necesita la política mexicana ahora, visión fresca, creatividad, dominio de las nuevas tecnologías, capacidad de innovar y, sobre todo, una cercanía genuina con la gente.
El futuro político de México no puede escribirse sin los jóvenes. Y ojo: abrir espacios no debe ser visto como un favor, sino como una necesidad para recuperar legitimidad y confianza en las instituciones. Claro está, siempre con un filtro que garantice que los perfiles elegidos sean aptos para responsabilidades de tal magnitud.
En este sentido, vale la pena destacar que actualmente uno de los partidos que más impulsa a la juventud es el PRI, y no hablo solo de abrir espacios políticos, sino también de defender las causas de los jóvenes desde el Congreso. El pasado miércoles, nuestro diputado federal y dirigente estatal, Alejandro Domínguez, presentó una iniciativa para fortalecer la certificación de competencias laborales.
¿Y qué significa esto? Muy sencillo, que a los jóvenes se nos reconozcan nuestras habilidades sin importar dónde las hayamos adquirido, ya sea en la escuela, en el trabajo o de manera autodidacta. Esto permitiría formalizar nuestro talento y transformarlo en oportunidades reales.
Hace unas décadas, allá por los años 80, muchas empresas contrataban a las personas por lo que sabían hacer, más allá de sus títulos. Lo importante eran las habilidades y el talento. Con esta iniciativa, la idea es recuperar esas oportunidades, pero ahora con el respaldo de una certificación que valide el conocimiento y abra la puerta a mejores empleos y condiciones laborales.
La pregunta es, ¿usted qué opina, amigo lector? ¿Prefiere la vieja política de antaño? ¿Los de siempre?, ¿o una nueva política joven?, con ideas frescas y experiencia en formación ¿Y qué le parece esta propuesta del PRI para darle voz y oportunidades a la sangre joven de México?
Esto es todo por hoy amigo lector, como siempre es un gusto analizar juntos lo que de verdad importa para nuestra sociedad. Nos leemos la próxima semana para mirar, una vez más, más allá del discurso.