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domingo, octubre 12, 2025

Rodolfo Fierro “La bestia hermosa” o “el carnicero”

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En esta mañana de agosto del año 2025, te invito querido lector, querida lectora, a que te remontes conmigo hasta el año de 1880, en el mes de julio, cuando vio por primera vez la luz un personaje muy controvertido de la revolución mexicana. Un lugarteniente del General Pancho Villa cuya reputación de feroz y despiadado ha propiciado que su quehacer militar se vaya quedando en el olvido. Mientras preparo mi indispensable café matutino, reflexiono sobre este hombre y su azarosa vida, llena de contrastes. Empiezo a sentir su fuerte presencia aquí en mi cocina, donde suelo escribir esta columna dominical, pero no me asusta, másbien me causa curiosidad, quiero saber todo sobre él, pero más allá de eso, quiero entenderlo.

Rodolfo Fierro conocido también como “la bestia hermosa” o “el carnicero”, nació en El Fuerte, Sinaloa el 27 de julio de 1880. Sus padres eran muy jóvenes y de bajos recursos, así que decidieron abandonarlo y la familia donde trabajaba su madre en tareas domésticas, decidió adoptarlo y darle el nombre y apellido que hoy conocemos. Se sabe que sus padres adoptivos lo quisieron mucho al grado de ser el favorito entre sus hijos, le dieron una buena educación y todo lo necesario para su formación, pero quizás su origen y su abandono fueron una herida que nunca sanó. Siendo muy joven todavía decidió probar suerte fuera de casa y un buen día salió con rumbo a Hermosillo, Sonora, donde trabajó como garrotero ferroviario, donde adquirió conocimientos que, sin saberlo, serían de mucha utilidad en su carrera revolucionaria. Ahí conoció a una joven de buen nivel social, Luz Decens, con quien más delante contrajo nupcias. Pero el destino de este hombre al parecer estaba lleno de desdichas desde su nacimiento, ya que poco después del casamiento tienen una hija, lo que venía a completar la dicha de su matrimonio. Sin embargo, su esposa cae gravemente enferma y fallece un ya muy lejano diciembre de 1907 y cuatro meses después, muere su pequeña hija. El golpe fue demoledor para el joven Rodolfo y lo afectó emocionalmente para el resto de su vida.

Hasta este momento, Rodolfo Fierro es recordado por sus compañeros de ferrocarril como un joven muy educado, elocuente, amistoso, de voz suave. Físicamente era un hombre alto, existen fotografías que lo muestran al lado del General Pancho Villa, el cual medía 1.78 cm e incluso se ve más alto que él. Era fornido y tenía una cara redonda de niño, tez dorada por el sol, ojos claros. Era atractivo sin duda alguna, al punto que los periódicos americanos lo empezaron a nombrar como “la bestia hermosa”, quizás lo de bestia era porque ya para ese entonces tenía fama de ser sanguinario y cruel. Otra referencia que nos dice más sobre él, es la que plasmó en su libro “Reminiscencias de la Revolución Mexicana” el inglés Patrick O´Hea, quien convivió con Pancho Villa y su ejército y lo describió así: “El General Fierro es una bestia hermosa, de maneras y gestos civilizados, de timbre suave que rehúye tonos altisonantes…Yo solo sé que este hombre, con su mirada errante y su mano fría, es el mal”. Alguien más dijo sobre él “que tenía una mirada eléctrica, parecía que en el fondo de su corazón reía siempre”. Y como en todo lo que sucedió en aquellos revueltos tiempos de la revolución mexicana, su vida se rodeó de mitos y verdades de tal forma que es casi imposible separar la realidad de la fantasía.

Pero vamos ahora al momento en el cual se une a Pancho Villa, a quien conoció por medio de Tomás Urbina, el mestizo tarahumara que era parte del estado mayor del general. Empezó como pagador, pero pronto destacó por su intrepidez, hasta llegar a estar al nivel del mismo Urbina. La primera vez que mostró su arrojo y valentía fue en la Batalla de Tierra Blanca en 1913 cuando lo enviaron a destruir las vías del tren para evitar que transitara el tren de los federales, sin embargo estos casi lograron escapar al avanzar solo con la locomotora y unos cuantos vagones, Fierro los persiguió a caballo, al alcanzarlos saltó de su caballo al techo de un vagón y ante la mirada atónita de propios y extraños, corrió por los vagones hasta alcanzar a la locomotora, meter su mano dentro de la cabina y matar al conductor. Así lograron derrotar a los federales en una batalla donde se enfrentaron 5500 soldados de la División del Norte contra 7000 federales. Este triunfo fue de gran valor para la causa villista y así fue como Fierro se convirtió en un lugarteniente de Pancho Villa. Aunque no era del todo agradable para el general Villa por diversas causas, entre otras, tomar alcohol (recordemos que Pancho Villa era abstemio) y defectos graves de carácter, se cree que el general sabía que necesitaba un hombre con las agallas suficientes para hacer el trabajo sucio y Fierro en ese sentido nunca lo decepcionó. 

Participó en otras batallas donde destacó y aportó al triunfo villista, y de su valentía en el frente nos queda el registro quehizo Felipe Ángeles cuando lo describió durante la toma de Zacatecas: “Los heridos heroicos como Rodolfo Fierro andaban chorreando en sangre, y olvidados de su persona, querían seguir colaborando eficazmente en el combate”.

Entre los hechos atroces que se le atribuyen está el asesinato del inglés William Benton quien fue a reclamar airadamente a Villa por sus tierras decomisadas, dicha conducta no le gustó al general y se le condenó a un juicio sumario, ese mismo día fue fusilado por Fierro, quien no tenía compasión ante los que consideraba traidores a su causa.

Otro acontecimiento bárbaro fue el fusilamiento masivo de prisioneros federales después de la batalla de Tierra Blanca. La leyenda dice que el propio Rodolfo Fierro asesinó a 300 hombres, pero la historia dice que fueron 25 que aún así,resulta un número bastante grande cuando se trata de vidas humanas. 

Otros rastros que dejó este hombre fueron la brutalidad con la que trataba a los desertores, a quienes mataba sin juicio de por medio, y era el brazo ejecutor de Pancho Villa, su fama de despiadado lo precedió y para sus contemporáneos era un hombre muy temido. 

Para 1915 la suerte lo abandonó y casi murió fusilado por órdenes de Villa, ya que en la Batalla de León, donde la división del norte perdió a más de 8,000 hombres peleando contra el ejército de Álvaro Obregón, y que significó el desmoronamiento del ejército de los dorados, Fierro desacató algunas órdenes lo que contribuyó en gran medidaa la masacre de sus compañeros, por tal motivo Villa se enfureció y lo mandó apresar ordenando su ejecución, sin embargo, algunos generales intercedieron por él y el general terminó perdonándole la vida, sin saber que ese mismo año, Fierro moriría ahogado, en un último acto de rebeldía y arrogancia.

Intentó cruzar a caballo una laguna que ahora lleva su nombre, pero el caballo al entrar al agua helada no quiso continuar el camino. Fierro montó otro caballo y lo obligó a entrar a la laguna, sus hombres le rogaban que regresara, pero lo último que le escucharon gritar fue: sí otros pudieron, ¿cómo no he de poder yo? El caballo con su carga se hundió y pasaron varios días de búsquedas exhaustivas hasta que recuperaron el cadáver y lo trajeron a enterrar a Chihuahua. Otro mito que circula, es que se ahogó por su ambición, ya que dicen que iba cargado de oro y eso propició que se hundiera al no querer aligerar la carga del caballo, pero los historiadores lo desmienten ya que en ese tiempo el ejército villista estaba quebrado totalmente y no había dinero ni oro disponibles.

Como cierre de este capítulo de la historia solo resta decir que este hombre polémico y feroz nunca traicionó a Villa, como muchos otros sí lo hicieron, siempre estuvo de su lado apoyándolo y defendiéndolo. Sin embargo, su nombre y su historia se han tratado de enterrar en el olvido ya que para nadie es motivo de orgullo sus actos ni sus decisiones y forma parte de la historia negra de la revolución mexicanaaún cuando sus acciones impactaron en los acontecimientos de nuestro país y siguen haciéndolo. Me despido así de Rodolfo Fierro, un personaje que pocas veces sale a relucir pero que nos guste o no nos guste, forma parte de todo lo que somos ahora y lo que seremos en el futuro, porque el pasado y el presente se entrelazan formando el futuro en una espiral eterna que no tiene principio ni final.  

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