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domingo, octubre 12, 2025

“Parques y plazas: el verdadero pulso de una comunidad”

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Un parque no es un lujo urbano ni un escaparate de cemento y bancas recién pintadas. Es un espacio ambiental estratégico. Según la OMS, cada ciudad debería contar con al menos 9 m² de áreas verdes por habitante, pero en México el promedio apenas llega a 3.9 m², y en Chihuahua las ciudades medias están todavía más abajo de ese estándar. ¿Qué significa esto? Que nuestros pulmones urbanos son cada vez más pequeños frente al crecimiento de la mancha de asfalto.

Cuando faltan parques, se disparan problemas de salud física y mental. La UNAM calcula que las ciudades mexicanas con menos áreas verdes concentran más casos de hipertensión y obesidad. La OCDE, por su parte, advierte que en entornos áridos como Delicias el acceso a sombra y recreación verde puede reducir hasta en un 30% la sensación térmica en olas de calor. Esto no es un lujo: es una necesidad.

Y sin embargo, seguimos esperando que el gobierno lo resuelva solo. Pero los ejemplos nos gritan que la clave está en la organización ciudadana.

El Parque Vida es un caso emblemático. No solo representó una inversión histórica de más de 50 millones de pesos entre gobierno municipal y FECHAC, también abrió las puertas a un modelo comunitario: juegos, canchas, viveros y un teatro al aire libre que hoy benefician a más de 10 mil familias. No hablamos de infraestructura muerta, hablamos de un lugar donde la comunidad se reconoce, se protege y respira. Donde antes había abandono, hoy hay tejido social.

El Parque 80 Aniversario, antiguo parque del DIF, demuestra aún más claro que el cemento no basta: lo que sostiene un espacio es su gente. Con una fuerte organización vecinal que lo cuida “como leones”, los habitantes de la zona han logrado frenar el vandalismo y darle nueva vida. Gracias a ese comité, el parque no se convirtió en lote baldío ni en zona insegura, sino en una plaza viva, donde conviven niños, adultos y adultos mayores. Aquí, más que la pintura nueva, lo que brilla es el músculo ciudadano.

Pero el Planeta Incómodo es éste: por cada parque bien cuidado, hay otros en ruinas, vacíos o inseguros. Y ahí está el reflejo de una sociedad que se ausenta. Un parque abandonado no es culpa exclusiva del gobierno, es el espejo de nuestra indiferencia.

Las ciudades modernas no pueden darse el lujo de perder sus pulmones. Los datos son claros: en urbes que fortalecen sus áreas verdes se reducen hasta en un 12% las enfermedades respiratorias infantiles y en un 15% los casos de depresión asociados al encierro urbano. Un parque activo no solo es recreación: es salud, es seguridad, es identidad, es resiliencia climática.

Consejos finales 🌱

            1.         Haz tuyo tu parque. Participa en su comité, organiza actividades, conoce a tus vecinos y toma decisiones junto con ellos.

            2.         Cuida lo que usas. Si visitas una plaza, no dejes basura, respeta los juegos, riega un árbol si puedes. Pequeños actos sostienen grandes espacios.

            3.         Exige, pero también aporta. Reclamar al gobierno es válido, pero aportar tiempo y compromiso ciudadano es indispensable.

            4.         Piensa en futuro. Un parque cuidado hoy es herencia de salud y bienestar para las próximas generaciones.

  • Programas comunitarios. Ofrecer actividades y programas comunitarios puede aumentar la participación ciudadana y fortalecer el sentido de comunidad en torno a los parques.

La pregunta final es clara: ¿vamos a seguir siendo espectadores, o vamos a dar el paso incómodo de convertirnos en guardianes de nuestros parques y plazas?

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