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sábado, noviembre 15, 2025

La pasión: ese fuego que no se apaga

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Hay algo impactante e inspirador en ver a alguien hacer lo que ama. Se nota en la mirada, en el tono de voz, en esa energía que contagia sin que diga una sola palabra. Es como si la pasión hablara por sí sola. Y es que, cuando hacemos las cosas con pasión, no solo las hacemos…las vivimos sentimos

Luego me preguntan algo muy segundo. Iván! ¿Cómo le haces para hacer tanta cosa?

La respuesta que generalmente doy, es que ni yo se jaja, pero la realidad es que si todo se abona en el núcleo de la pasión, ese sentir que se explica en cada una de mis actividades que son pasiones no es trabajo.

• Ser maestro: pasión es inspirar a otros a creer en sí mismos y disfrutar el proceso de aprender.

• Como director de CANACINTRA:
Pasión es servir con propósito, impulsar el crecimiento empresarial y ver cómo las ideas se transforman en resultados. (la práctica de lo que enseño)

• Como cantante:
Pasión es sentir cada canción y conectar con el público.

• Como instructor de cursos y talleres:
Pasión es compartir conocimiento con energía, ver a otros crecer y saber que sembraste una semilla.

• Como boxeador:
Pasión es levantarte una y otra vez, pelear con el corazón y disfrutar cada golpe de aprendizaje. (No solo en el ring)

• Como aprendiz de crossfit:
Pasión es desafiar tus límites, celebrar el esfuerzo y encontrar fuerza en la disciplina.

La pasión no siempre nace de los grandes momentos, a veces empieza con algo pequeño: una curiosidad, una idea loca o un “¿y si sí puedo?”. Pero cuando le damos forma, cuando la alimentamos día a día, se vuelve motor, propósito y rumbo.

Yo creo que la pasión es lo que nos separa de la rutina. Es lo que transforma el cansancio en satisfacción, los obstáculos en aprendizaje, y los días normales en días memorables. Es esa chispa que hace que te levantes un poco antes, que te quedes un poco después, que busques hacerlo mejor, no porque alguien te lo pida, sino porque simplemente te nace.

Y claro, la pasión también se cansa. Hay días en que parece que se apaga, en que las cosas no salen como uno espera. Pero justo ahí es donde se pone a prueba: cuando, a pesar del cansancio, la decepción o el miedo, seguimos adelante. Porque quien tiene pasión, no se rinde… solo respira, se sacude el polvo y vuelve al ruedo.

A mí me gusta pensar que la pasión no se enseña, se inspira. La ves en el artista que no deja de crear, en el deportista que entrena, aunque llueva, en la maestra que sigue creyendo en sus alumnos, o en el emprendedor que apuesta una y otra vez por su sueño. Es esa llama interna que, si la cuidas, ilumina todo lo que haces.

Así que hoy te invito a preguntarte: ¿qué te mueve de verdad?, ¿qué harías, aunque no te pagaran por hacerlo?, ¿qué te roba el sueño… pero de emoción?

Porque al final del día, lo que hacemos con pasión deja huella. No solo en los demás, sino en nosotros mismos.
Y créeme, no hay nada más poderoso que vivir desde ahí: desde lo que te prende el alma.

¡Disculpa por hablar hoy más de mí, pero soy la persona que más conozco!

Porque sí, creer es crear pero hacerlo con pasión ya te sube en otro nivel.

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