México.- En una sorprendente historia laboral, un empleado que había dedicado 33 años de su vida a trabajar en un restaurante se encontró repentinamente despedido por el insólito motivo de “comerse una tostada”.
A lo largo de su extensa carrera, nunca había recibido quejas de sus empleadores, hasta el día en que decidió saborear una simple tostada, momento que su patrón utilizó para despedirlo, alegando que era una falta grave y así evitar el pago de la liquidación correspondiente según la ley.
Ante esta injusticia, el empleado decidió interponer una demanda contra su lugar de trabajo ante la Junta Local de Conciliación y Arbitraje. Después de un proceso legal, se determinó que la empresa deberá compensarlo con la suma significativa de $455 mil pesos. Este monto incluye salarios caídos, liquidación, prestaciones no devengadas y la proporción correspondiente de aguinaldo.
Aunque los detalles específicos que llevaron al empleado a consumir la tostada no han sido revelados, su valiente acción de presentar la demanda y compartir su experiencia en redes sociales se ha destacado como un triunfo para la clase trabajadora. Este caso resalta la importancia de conocer y defender los derechos laborales, incluso en situaciones inusuales como la que vivió este trabajador.
